categórico y con personalidad. Después de una primera parte con dedicaciones incesantes, el concierto giró a un espectáculo para los amantes del blues, con versiones de BB King, The Doors, Elvis… La noche prometía emociones fuertes,
y llegaron los bises; después de una ovación del público con “¡otra y otra!” durante la última parte del show,
comenzó lo realmente bueno, en su brindis al O’Connell, una lluvia de versiones tributadas a la música que el bar ha ofrecido durante estos seis años, pudimos escuchar temas como Wild Rover tradicional de Irlanda, Hurricane de Dylan, Whiskey in the jar, Feo Fuerte e Informal de Loquillo dedicada a Nacho,y la canción que más emocionó al público y principalmente a Guille, por primera vez en la historia de T-Sex, sorprendieron con Where the streets have no name de U2, donde hubo más que lágrimas, y como colofón concluyeron con El Jefe Bruce y su The Rising. El sabor de boca que quedó, es que allí comenzaban más años de cerveza, amista y rock and roll.

